La insuficiencia cardíaca (IC) abarca todos aquellos estados en los que el corazón no es capaz de bombear toda la sangre que el organismo necesita en un momento dado o lo hace a expensas de presiones ventriculares elevadas. Es decir, se produce un gasto cardíaco que es insuficiente para las necesidades metabólicas del organismo, o para conseguirlo, se necesitan presiones que pueden producir síntomas
por congestión retrógrada.
La insuficiencia cardíaca es la única enfermedad cardíaca cuya incidencia parece estar aumentando en el mundo occidental. Probablemente gracias a la mejora del pronóstico de las patologías que la producen, como la cardiopatía isquémica o la miocardiopatía dilatada. La fracción de eyección es el marcador pronóstico más importante (tras la clase funcional), siendo la mortalidad al año del 50% en aquellos con clase NYHA IV.
En la insuficiencia cardíaca aparecen una serie de modificaciones endocrinometabólicas que tratan de compensar el deficiente aporte de sangre a los tejidos. Estas modificaciones, a largo plazo, de ser beneficiosas y lo que hacen es agravar la clínica del paciente. Entre ellas están el aumento de las catecolaminas y de la hormona antidiurética (ADH, la cual produce hiponatremia), así como la estimulación del sistema renina-angiotensina-aldosterona y la liberación del péptido natriurético auricular.
Existen diferentes clasificaciones de la IC. Se puede hablar de una clasificación etiológica cuando se describe la causa primera de la IC. En otros casos nos referimos al tipo de afectación funcional predominante (ICC sistólica o diastólica), a la cronología de los síntomas (ICC aguda o crónica), a la localización anatómica de la disfunción (ICC izquierda o derecha) o al tipo de síntomas predominantes (ICC anterógrada o retrógrada). Clásicamente se diferencian también la ICC que se produce en el contexto de un
gasto cardíaco bajo, frente a las de gasto cardíaco elevado.
La forma más frecuente de ICC es la de bajo gasto (aunque hay amplias variaciones según el estado de compensación del paciente). Sin embargo, en determinadas patologías que condicionan un estado hiperdinámico, se puede producir el cuadro de ICC en presencia de un gasto cardíaco elevado (aunque insuficiente para las necesidades en ese momento del organismo).
Sintomas:
La disnea es el síntoma más frecuente de la insuficiencia cardíaca y se debe a la acumulación de líquido en el intersticio pulmonar, que dificulta la distensión de los pulmones. Al principio aparece con esfuerzos importantes , necesitando progresivamente menos esfuerzo físico para que aparezca la disnea, hasta que en las últimas fases aparece disnea incluso en reposo . En cuanto al diagnóstico, la Rx de tórax puede mostrar cardiomegalia y signos de hipertensión venosa pulmonar, como redistribución vascular pulmonar, signos de edema peribronquial, perivascular y alveolar, derrame pleural o intercisural, etc. En el edema agudo de pulmón aparece un patrón de infiltrado alveolar difuso bilateral en “alas de mariposa”. La realización
de un ecocardiograma es fundamental en el diagnóstico.
de un ecocardiograma es fundamental en el diagnóstico.
Tratamiento.
El tratamiento de la IC incluye como medidas iniciales la corrección de la causa subyacente, si es posible (IAM, enfermedad valvular, pericarditis constrictiva, etc) y/o de la causa desencadenante (crisis hipertensiva, arritmia, infección, anemia, etc). En cuanto al tratamiento específico de la ICC establecida, los principios del tratamiento son:
1. Intentar prevenir la evolución del deterioro cardíaco.
2. Disminuir el trabajo cardíaco.
3. En determinados casos, aumentar la contractilidad.
4. Prevenir la muerte súbita.
5. Identificar a los pacientes que se pueden beneficiar del trasplante
cardíaco.
2. Disminuir el trabajo cardíaco.
3. En determinados casos, aumentar la contractilidad.
4. Prevenir la muerte súbita.
5. Identificar a los pacientes que se pueden beneficiar del trasplante
cardíaco.
Los avances más importantes en el tratamiento de los pacientes con ICC sistólica en los últimos años se han concentrado en la utilización de fármacos que antagonizan los sistemas neurohumorales de compensación (eje renina-angiotensina-aldosterona, sistema simpático, endotelinas, etc). a. IECAS: estos fármacos producen vasodilatación mixta (arterial y venosa). De esta forma disminuyen la precarga y la postcarga y favorecen el aumento del gasto cardíaco en el corazón insuficiente. Su uso se asocia a mejoría de la clase funcional. Varios estudios han demostrado una mejoría de la supervivencia (enalapril, , ramipril, etc),en los pacientes con ICC sistólica de cualquier etiología. Por otra parte, disminuyen la progresión ICC de los pacientes asintomáticos con disfunción ventricular izquierda. Estudios recientes demuestran que son fármacos que pueden disminuir la incidencia de eventos (muerte, incidencia de IAM o ACV, ICC y complicaciones relacionadas con la diabetes) en pacientes con alto riesgo de enfermedad cardiovascular, efecto que es más evidente en los pacientes diabéticos.
b. Betabloqueantes: junto con los IECAs y la espironolactona, constituyen los pilares del tratamiento actual de los pacientes con ICC sistólica . Varios estudios han demostrado que mejoran la FEVI, la clase funcional y la supervivencia de los pacientes con ICC sistólica (disminuyen tanto la muerte súbita como la producida por progresión de la ICC). Los fármacos de los que existen datos concluyentes son el carvedilol, el metoprolol y el bisoprolol. Hay que iniciar el tratamiento con dosis bajas para ir incrementándolas de forma lenta, ya que al ser inotropos negativos, pueden producir inicialmente un empeoramiento de la insuficiencia cardíaca .
c. Espironolactona: es un diurético ahorrador de potasio que actúa a nivel del túbulo distal y colector antagonizando a la aldosterona. Sin embargo, en los pacientes con ICC su acción beneficiosa está más en relación con el antagonismo de losefectos deletéreos de los niveles elevados de aldosterona: fibrosis vascular, activación simpática, reducción de la distensibilidad arterial, incremento del sodio corporal. Su uso en dosis bajas ha demostrado aumentar la supervivencia, disminuyendo tanto la mortalidad total como la muerte súbita. Se utiliza en pacientes en clases avanzadas de la NYHA (III y IV).
ALIMENTOS QUE HAY QUE CONSUMIR Y EVITAR EN LA INSUFICIENCIA CARDIACA:
Es importante evitar el consumo de alimentos ricos en potasio,
especialmente el plátano, el albaricoque, el melón, las uvas, el kiwi,
las cerezas, los higos, el melocotón, la piña y ciertas verduras como
las espinacas o las acelgas.
Son aconsejables, por su pobre contenido en potasio, la manzana, la pera, la naranja, el limón, la ciruela, la fresa, la mandarina, la sandía y la frambuesa.
Son aconsejables, por su pobre contenido en potasio, la manzana, la pera, la naranja, el limón, la ciruela, la fresa, la mandarina, la sandía y la frambuesa.
Se recomienda dejar la sal, la grasa y bajar de peso
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